domingo, 24 de mayo de 2009

¿Quién me va a resolver mi grande problema ?


Un viernes cuando mi hijo Israel estaba en segundo de Kinder, el Director de su escuela decidió que no era conveniente que los papás acompañáramos a nuestros hijos hasta su salón de clases y por lo tanto a partir del siguiente lunes, los tendríamos que entregar en la reja de acceso.

Esta noticia por supuesto que cayó como bomba a mi hijo, puesto que durante su primer año y medio de vida escolar lo habíamos acompañado no sólo a la puerta del salón, algunas veces lo llevábamos hasta su pupitre. Pero,

¿ CÓMO ES POSIBLE QUE HAGAN ESO ?,

¡¡ SI YO NI SIQUIERA CONOZCO LA ESCUELA PAA !!,

me comentó mi hijo verdaderamente indignado por semejante atropello.

Al día siguiente haciendo sobremesa en casa de mis padres, su abuela trataba de explicarle que realmente no era tan grave lo que había pasado y que el lunes siguiente encontraría su salón sin ninguna dificultad, a lo que él replicaba una y otra vez, pues si abuela, pero …..

¿Quién me va a resolver mi grande problema ?

Finalmente, después de convencerlo que no era necesario cambiarse de escuela, que todos los días íbamos a estar en la reja esperando a que nos confirmara que ya había encontrado el salón y que no había surgido ningún tipo de contratiempo; accedió a ir a la escuela. Los siguientes tres meses estuvimos parados un buen rato en la reja de su escuela esperando que nos avisara que todo estaba en orden y que nos podíamos ir a trabajar.

Tal vez, esa fue la primera experiencia de mi hijo de tener que enfrentar la vida sólo sin la ayuda de nadie y seguramente para nosotros como papás también fue una de nuestras primeras experiencias donde tuvimos que dejar que caminara por él mismo, sólo pudiendo verlo desde la reja.

Todo esto y sin el afán de ofender al patrón con la siguiente analogía, me lleva a pensar ;

¿ Qué pensará Dios de nuestro grande problema ?

Seguramente ha de estar viéndonos todo el tiempo desde la reja del cielo, que creo es la misma que la del corazón, observando como nos complicamos sin razón, esperando a que le avisemos que ya encontramos el salón de los sueños que debíamos encontrar, que podemos seguir caminando, sabiendo que el siempre estará desde su reja esperando nuestro llamado.

En fin, han pasado un poco más de veinte años, ahora Elena y yo estamos parados en la reja de la vida; viendo como nuestro querido hijo Israel ha encontrado el salón del amor, feliz con Joanna caminando juntos y enamorados. De vez en vez, viene a la reja a avisarnos que ya encontró su salón, que no debemos estar preocupados.


Por todo esto que ha vivido mi hijo, creo que la respuesta a su pregunta es :

¡¡ Tu vas a resolver tus problemas, siempre de la mano de Dios !!

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Jorge, gracias por invitarme a escribir en este espacio tan lleno de vida y sensibidad, muchas gracias

2 comentarios:

  1. Luis:

    Gracias por compartirnos esta bellísima historia de amor.

    Esperamos la siguiente.

    Jorge

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  2. Gracias por compartir tan linda experincia
    espero que Dios ilumine nuestros pasos para guíar a nuestros hijos al salón de la felicidad

    Patricia

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